Martes, 15 de mayo de 2018, cuatro y media de la
tarde, el ritual se cumple un año más y el Patrón de Periana, San Isidro
Labrador, inicia su salida procesional desde la iglesia que lleva su nombre.
Hay cientos de sacos de trigo apiñados en la puerta del templo, la plaza de La Fuente y las casas del
pueblo, situadas en las calles por donde pasa la procesión, para ofrendárselos
al Santo Madrileño –vertiéndolos sobre su trono-, desde balates, balcones,
ventanas y azoteas, por tradición, devoción o agradeciendo los favores
recibidos o pedidos. La mayoría de los ofrendantes
son perianenses residentes en el pueblo, emigrados y descendientes de éstos que
procedentes de otros lugares de España o el extranjero donde viven, regresan al
lugar en que nacieron ellos o sus ascendientes, en fecha tan señalada. Pero
también los hay foráneos, como un matrimonio de agricultores vascos jubilados, que
han venido a Periana para echarle trigo a San
Isidro. La causa que les ha inducido a ello, aconteció hace algo más de un año
y esta es la crónica de la misma.
Jueves,
27 de abril de 2017. El matrimonio formado por María Josefa Mercedes López de Lacalle
Amundarain, hermana mayor de la Cofradía de San Vítor y San Isidro de Gauna (Álava) y Cecilio Blas Elorduy Sáenz
de Buruaga –Merche y Cecilio para los amigos y conocidos-, de 70 y 72 años de edad, respectivamente, a las nueve
y cuarto de la noche llegan a la estación de autobuses de Vitoria-Gasteiz,
situada en la plaza de Euskaltzaindia, donde se encuentran con su gran amiga,
María Ángeles Guerra Fernández, de 70 años, para emprender un viaje de casi 1000 kilómetros que
les llevará a Periana, un pequeño pueblo de la Alta Axarquía Malagueña, donde
los días 28, 29 y 30 de abril se celebrará el XII ENCUENTRO NACIONAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE SAN ISIDRO
LABRADOR Y SANTA MARÍA DE LA
CABEZA.
Cecilio hace más de un año que
viene padeciendo fuertes dolores en la rodilla derecha, ha acudido varias veces
al médico, le han realizado radiografías, recetado medicinas, pero el dolor
persiste. La jornada de trabajo en el huerto familiar ha sido agotadora, había
que dejarlo todo preparado para los días que van a estar ausentes. Con
dificultad sube al autobús y le cuesta mucho trabajo acomodarse en el asiento.
La rodilla le duele y molesta una barbaridad. A la hora prevista para la salida,
veintiuna cincuenta, el autobús de línea regular que cubre la ruta
Vitoria-Málaga se pone en marcha, Cecilio está cansadísimo y rápidamente se
queda dormido. La primera parada la efectúan
en Burgos, necesita ir al váter y tanto la bajada del autobús -donde está punto
de caerse-, como la subida se convierten en un suplicio. Idéntica situación se
repite en Somosierra, Ciudad Real y Córdoba. Cercana las once de la mañana
arriban a la Estación
de Autobuses de Málaga, situada en el Paseo de los Tilos, y a las once y cuarto
cogen otro autobús que les llevará a Periana.
Cuando los peregrinos vascos llegan al pueblo, pasada la una de la tarde, tras quince horas de viaje, hace frío y llueve ligeramente. El tiempo para el primer día del Encuentro se prevé desapacible y muy variable. La casa donde se hospedarán, situada en
Recepción de Hermandades, Cofradías y Asociaciones y entrega de acreditaciones |
Descubrimiento de la placa en la fachada de la iglesia |
En el programa de actos figura que el siguiente acontecer es
Las Hermandades, Cofradías y Colectivos participantes tendrán el privilegio de descubrir los milagros tallados en monolitos de piedra, distribuidos por el itinerario establecido, los cuales serán bendecidos por Eduardo Romero Pareja, párroco de San Isidro Labrador de Periana y Ángel Luis Miralles Sendín, párroco de la Real Colegiata de San Isidro de Madrid”.
Observaciones
El recorrido se efectuará por casco urbano y sendas naturales. Se recomienda usar calzado cómodo.
Al terminar el descubrimiento de la placa, llueve a mares. En la puerta de la iglesia, los asistentes al acto se interrogan unos a otros sobre lo que van a hacer. Miembros de la Junta Directiva de la Hermandad de San Isidro Labrador de Periana que acaban de llegar de dar los últimos toques a los monolitos, informan que el camino se encuentra muy embarrado y en algunos trozos hay charcos de bastante consideración.
Mirando al cielo y al móvil para ver la previsión de tiempo, los presentes intercambian opiniones. Las perspectivas no son nada halagüeñas: la probabilidad de lluvia para las próximas horas es del cien por cien en Periana. Algunos se echan atrás y deciden no hacer el Camino, entre ellos la mujer de Cecilio y la amiga que los acompaña e intentan convencerlo para que él tampoco lo haga, pero el jubilado vasco se muestra inflexible: “he venido a Periana para participar en el Encuentro y no estoy dispuesto a perderme nada”. Rápidamente se desplaza a la casa cercana donde habitan para vestirse y calzarse de manera adecuada.
Inauguración del Camino de San Isidro en la plaza de La Fuente |
El Coro Rociero Camino de Olivares dedica una colombiana a cada Milagro |
Momento de la bendición de uno de los Milagros de San Isidro |
Representantes de las Hermandades, Cofradías y Asociaciones descubren los monolitos de piedra |
Peregrinos recorren el Camino de San Isidro por sendas naturales |
Cecilio pregunta, le informan por donde van los peregrinos y acelera el paso para encontrarse con ellos. Cuando se une al grupo, la rodilla le duele muchísimo. El Camino, todo cuesta abajo, lo hace acompañado por miembros de las hermandades de Estepona, Villafranca de los Barros y Badajoz. Pasada la calle Carrascal la comitiva se adentra en el trayecto que discurre por sendas naturales, tres kilómetros de piso embarrado y encharcado, se producen los primeros resbalones y algunos peregrinos, al no ir equipados adecuadamente, deciden abandonar.
Cecilio, hombre de campo, se siente en su hábitat, los olivos, algarrobos, almendros y árboles frutales que bordean el trayecto le alegran la vista y la lluvia, que sigue cayendo de manera generosa sobre las sedientas tierras de Periana, la considera un regalo del Santo Labrador. De no ser por el persistente dolor de rodilla su felicidad sería completa. Representantes de las hermandades y cofradías comienzan a descubrir los monolitos y el Coro Rociero Camino de Olivares, en cada uno de ellos interpreta una canción alusiva al milagro descrito en el mismo. El jubilado vasco se emociona y, al igual que le sucede a muchos peregrinos, no puede impedir que alguna lágrima brote de sus ojos. La comitiva llega a la piedra número cuatro, la del Milagro del Lobo.
Cecilio y Francisco Galán Sánchez, hermano mayor de la Hermandad de San Isidro Labrador de Fuerte del Rey, son los encargados de descubrirla. Al bajar del pedestal donde se encuentra situado el monolito, el dolor que padecía Cecilio en la rodilla derecha ha desaparecido. Finalizado el Camino, a Merche le falta tiempo para preguntarle a su marido sobre la rodilla, Cecilio, con cara de asombro y satisfacción, le responde que no siente ningún dolor y ésta, al igual que su amiga María Ángeles que ha sido testigo de la conversación, no da crédito a lo oído. Henchidos de alegría les cuentan lo sucedido a los familiares. La desaparición del dolor, ha aumentado la calidad de vida de Cecilio y le ha permitido, volver a realizar actividades que antes no podía hacer, tales como una excursión por los Pirineos de Huesca en compañía de su hijo Ernesto.
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